Los animales son felices mientras tengan salud y
suficiente comida. Los seres humanos, piensa uno, deberían
serlo, pero en el mundo moderno no lo son, al
menos en la gran mayoría de los casos,
No sabemos si el siglo XXI nos ha hecho más felices
que a nuestros antepasados de la Edad Media, pero hasta
el momento, la historia no parece medirse a través del
grado de felicidad alcanzado por las sociedades o sus
ciudadanos en un determinado periodo, sino más bien,
por el índice de tragedias ocurridas (guerras, enfermedades,
tiranías, etc.). Tolstói lo expresaba del modo siguiente:
“deberíamos atrevernos a afirmar que los siglos
felices no pertenecen a la historia, pero que cada
una de las centurias desdichadas que conocemos, ha
tenido su propia forma de infelicidad...”
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